Muchos novios llegan a su boda convencidos de que su papel, no es tan importante, como el de la novia. Todo parece girar en torno a lo que ella desea y todos parecen confabular en ello. El novio es el eterno olvidado.
Para el novio, no existen suficientes rituales, que le ayuden a prepararse para lo que se avecina. Casarse es mucho más que vestirse para el casamiento.
Si lo miramos con curiosidad, sabremos que una boda, es más de lo que vemos a simple vista. Casarse, supone un gran cambio en la vida de los novios.
Una boda es una suma de RITUALES que ayudan a la joven pareja, a asumir el cambio de un estado de soltería a uno completamente distinto. Uno en el que construyen, un nuevo ente, “la Pareja”.
Es decir, crear un equipo, que deberá compaginarse, muy bien, para que puedan construir ese espacio seguro y pleno de amor incondicional.
Hacer pareja también supone poseer valores de vida que sean coherentes con la vida en pareja. Como vemos es un gran reto.
Para las novias, existen muchas tradiciones, que les guían y ayudan a digerir ese cambio. Todos parecen estar atentos, a lo que desea y necesita la novia, a escuchar sus miedos y dudas, todos quieren ayudar a escoger el vestido, el maquillaje, la decoración, el ramo, etc.
Lamentablemente, no sucede lo mismo con el novio. Este suele quedar relegado a un segundo plano, en la gran mayoría de los eventos. Por eso muchos dicen que el novio es el eterno olvidado.
Si bien es cierto que existen tradiciones que le toman en consideración; estas no suelen ser sensacionales y mucho menos llamativas.
Será por ello que el novio no siente, que sea parte relevante en su boda; se vivencia a si mismo, como un mero invitado, que participa «lo necesario”.
Sin embargo, el acto de «Casarse» exige disfrutar y vivir todo el proceso a plenitud; no solo una pequeña parte. Y el novio tiene el derecho y el deber de vivir su boda al maximo, implicándose en todo el proceso. Viviéndolo en primera persona.
Porque ambos integrantes de la pareja, se lo han ganado, ellos son los protagonistas.
Y la gran verdad es que la mente, el cerebro, necesita digerir el cambio. Y los rituales, son esos instrumentos para procesar los cambios; así podemos asumirlos, de allí su razón de ser.
Por otra parte, el cumplimiento de los rituales proporciona apoyo emocional, información, afecto y compañía.
La idea es que las tradiciones y su cumplimiento ayuden al novio, a pasar por el proceso de la boda, disfrutándolo y sintiéndose importante, acompañado y celebrado.
No esta nada bien, que el novio sea el eterno olvidado en las bodas, aunque muchos no lo expresen, ni se quejen; lo cierto es que lo sienten y lo sufren.
En este link encontrarán ideas muy buenas para el traje del novio, accesorios y otras cosillas. Y así nos anotamos otro tanto en celebrar al novio y hacerlo sentir IMPORTANTE.
Casarse es un suceso irrepetible y mágico. Es un día especial que cambia la vida de los novios. Cambia la novia, también lo hace el novio.
Y finalmente, te recomiendo que vivas la experiencia con ilusión y saborees cada instante, con la pareja a la que amas, en la intimidad de tus sentimientos. Comparte lo bueno, lo divertido, la aventura, lo triste, lo complicado, lo fácil, lo que da miedo, los retos, las dudas y los aciertos… de la boda.
Juntos construirán su vida en pareja, crearán un espacio totalmente nuevo, único. Sin olvidar que llevan consigo la semilla de sus antepasados y que ellos sin proponérselo también están allí junto a ustedes, para bien o para mal.
No olviden que los rituales de la boda, les ayudan a recordar esas experiencias vividas por sus predecesores y también les fortalecen para afrontar los cambios que vendrán.
No olviden que el novio es la otra mitad de la pareja.
Y tu querido novio ten siempre presente que eres super importante, sin ti no hay boda, ni pareja, ni nada de nada… porque una boda necesita de dos.