Tomar la decisión de separarse de la pareja, no es sencillo. Muchas veces, las personas involucradas, llegan a sentirse incapaces de tolerar y manejar la ruptura. Y sin embargo, innumerables relaciones se rompen, cada día, a pesar del estrés y sufrimiento que conlleva todo el proceso.
Las rupturas pueden ser más o menos dolorosas, fáciles de manejar o vivenciarse como un caos. Todo dependerá de la forma y los recursos con que se afronten.
Lo ideal es, hacerlo con el mínimo sufrimiento para ambas partes. ¿Y cómo se consigue esto? Pues con pequeños cambios de enfoque:
En primer lugar y aunque resulte complicado a estas alturas de la relación, es bueno rememorar todo lo que nos llevo a escoger a esa persona: Las ilusiones, el amor que marcaron el inicio, la pasión, la alegría. Así partimos desde una visión positiva y esto nos facilitará el recorrido.
Segundo, aceptar que las personas no son perfectas y por lo tanto, las relaciones tampoco. La vida es un devenir de experiencias positivas y negativas. Las relaciones cuasi perfectas, lamentablemente, solo existe en la imaginación.
Las relaciones de pareja, son una suma de aciertos y errores.
Tercero, las personas cambian al igual que lo hacen las sociedades. Y lo que ayer resulto satisfactorio, hoy ya no lo es. Los objetivos personales cambian y llegado el momento, no existen objetivos en común. Así que separarse es un paso más en la vida.
Cuarto, analizar o evaluar la relación y a nosotros mismos desde la Compasión, con amabilidad, tolerancia y respeto. Para proponer los términos de la separación buscando el bienestar para ambos.
Estas recomendaciones te ayudarán a responder las siguientes, preguntas.
¿Cómo romper con mi pareja? ¿Quiero romper, pero no sé cómo hacerlo?
¿Quiero separarme, pero no me atrevo? ¿Cuál es el mejor momento para separarme?
¿Cómo romper sin odio, sin culpas, sin causar más sufrimiento del inevitable?
Este asunto llego a mí, a través de algunas seguidoras. Me comentan que se sienten atrapadas en sus matrimonios, que hace mucho tiempo dejaron de ser felices, y desean terminar, separarse de la pareja, quieren vivir su vida.
Les gustaría vivir solas, retomar sus proyectos y hacer planes. Pero no encuentran, la forma de hacerlo, les cuesta tomar la decisión. Y por ello, sufren, sienten culpa, se angustian e incluso se deprimen.
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Tomar esta decisión nunca es fácil, no existe un momento ideal. Romper una unión estable, siempre entraña dolor. No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos.
Escuchar mensajes como: Te vas a separar… eso no es de una buena mujer o de un buen marido, no estas en edad de locuras; le vas a abandonar … eso no está bien, tienes responsabilidades, y tus hijos que dirán… ¿Están de acuerdo?, tu deber es permanecer en tu hogar hasta el final incluso si no quieres hacerlo…
Los roles establecen conductas a seguir; que se convierten en una carga difícil de sobrellevar. Obligaciones que te anulan y te impiden escuchar y satisfacer tus necesidades.
Y cuando te atreves a hacerlo, puede que sientas culpa, miedo e inseguridad. Tal vez creas que está mal, pensar en lo que deseas hacer y actuar en consecuencia.
Sin embargo, no es menos cierto, que cuando estas ante una situación novedosa, como una separación, es lógico sentir miedo a lo desconocido y a los cambios.
Puede ser que te quedes inmóvil, pero eso no significa que el sufrimiento y el malestar desaparezcan, y así brota la ansiedad, la tristeza, la desesperanza y hasta la depresión.
Ese es el momento de pedir ayuda, para aprender a validar tus necesidades, a poner en práctica habilidades y destrezas, incorporar nuevos aprendizajes y hacer los cambios necesarios.
Si hay algo que a las mujeres les sobra es culpa y está comprobado en investigaciones. Los hallazgos demuestran que las mujeres se culpan por demasiadas cosas, de las que no son responsables. Y ello afecta su calidad de vida.
Responde: ¿De qué te sientes responsable en este momento de tu vida? Empieza con esta frase soy culpable de…. Y luego pregúntate desde “la lógica” si en realidad eres causante o responsable, de todo ello.
Ten en cuenta que las exigencias implícitas en los roles sociales, favorecen sentir culpa, es parte de su función.
De hecho “el rol social” es un concepto de la sociología y de la psicología social que hace referencia a las pautas de conducta que la sociedad impone y espera de un individuo en una situación determinada.
La teoría del Rol establece que toda persona … se enfrenta a unas expectativas … que exigen … unas respuestas concretas… unas normas implícitas (unas pautas de comportamiento) que los individuos aceptan y asimilan, ya que, si no siguen estas pautas, pueden ser rechazados…
Por ende, una esposa, debe ser amable, servicial, buena, dispuesta a ayudar, consolar, escuchar, sacrificarse en pro del bienestar familiar…
Un esposo, debe proteger a la familia, trabajar y sustentar el hogar, liderar, guiar, decidir…
Se olvida, que la única forma de ejercer “como persona saludable», requiere una autoestima alta, amor propio, objetivos y metas personales, sueños, ilusiones, confianza en uno mismo…
Cuando te amas a ti mismo y te valoras, eres feliz.
Por otra parte, la entrega como muestra de amor verdadero. Muchas veces te lleva a salvar a seres que no lo necesitan, que no son víctimas reales, pues son adultos, capaces y responsables de sí mismos.
He escuchado a algunas personas decir, no puedo separarme porque mi pareja me necesita, no puede vivir sin mí, no sabe cuidarse, necesita que le proteja…
Existen víctimas reales y otras que juegan a víctima, sacando provecho del otro. La mayoría de las veces, sin ser conscientes de ello. En Psicología se conoce como juego Psicológico.
Un adulto sano, no necesita que lo salven. Lo demás es manipulación y mal manejo de la culpa.
Una decisión tan importante, requiere nuevos aprendizajes. Para hacerlo bien, hay que hacer un trabajo de reflexión que ayude a empoderarse, aprender y poner en práctica habilidades personales necesarias para dicha tarea.
A continuación, te dejo algunas pautas: